La mejora continua, piedra angular de las metodologías Lean, exige más que un simple sistema o proceso; requiere un cambio organizacional y cultural. Comprender cómo ocurre el cambio es crucial, y el Modelo de Cambio de Kurt Lewin proporciona un marco simple pero poderoso. Este modelo explica por qué muchas iniciativas de mejora fracasan: porque el cambio no se trata sólo de qué se cambia, sino de cómo se gestiona la transición.
Las tres etapas del cambio
El modelo de Lewin divide el cambio exitoso en tres etapas distintas: Descongelación, Transición y Congelación. Cada fase tiene desafíos y requisitos específicos.
Descongelar es la etapa más difícil. Implica reconocer la necesidad de cambio y superar la resistencia. La gente debe estar de acuerdo en que el sistema actual es inadecuado y que es necesario un cambio. Los líderes deben articular claramente por qué el cambio es importante, construir una mentalidad compartida y mantener la motivación. Sin aceptación, todo el proceso se estanca. Esta etapa exige una preparación cuidadosa y una comunicación abierta.
La transición es donde realmente ocurre el cambio. Esta etapa requiere gestión activa, orientación y apoyo. Es un período de incertidumbre y posible perturbación. Los líderes eficaces minimizan las fricciones y garantizan que todos comprendan su papel en el nuevo sistema.
La congelación solidifica el cambio convirtiéndolo en la nueva normalidad. El nuevo sistema se vuelve equilibrado y se establecen mecanismos para protegerlo de volver a las viejas costumbres. Sin embargo, esta etapa también crea una nueva resistencia a más cambios. El ciclo, como se ilustra en la Figura 1, se repite a medida que las organizaciones se adaptan a nuevos desafíos.
Mejora continua versus cambio único
El modelo de Lewin destaca una distinción crítica: la mejora continua no es sólo un cambio único, sino un proceso iterativo. Un cambio puntual puede ser una mejora, pero no garantiza un progreso sostenido. Sin un esfuerzo continuo, los sistemas inevitablemente volverán a su estado anterior.
La mejora continua requiere la aplicación incesante de las tres etapas de Lewin, una y otra vez. Cada ciclo se basa en el anterior, creando una cultura de adaptación y crecimiento. Sin este compromiso, el ciclo de la Figura 1 sigue siendo incompleto y se detiene una vez que el nuevo sistema se equilibra.
El factor humano
El modelo de Lewin enfatiza que el cambio comienza y depende de las personas dentro del sistema. Sin su fuerza de voluntad y aceptación, el cambio a largo plazo es imposible. Las organizaciones deben invertir en comunicación, capacitación y desarrollo del liderazgo para garantizar que todos comprendan su papel en el proceso.
Implementar el cambio de manera efectiva
La transición a una cultura Lean más colaborativa requiere un esfuerzo sostenido de toda la organización. Es esencial una preparación cuidadosa y los líderes deben anticipar la resistencia y gestionar las expectativas. El cambio debe implementarse paso a paso, sin abrumar a las personas, para lograr un éxito duradero.
El cambio no consiste simplemente en implementar nuevas herramientas o procesos; se trata de cambiar fundamentalmente mentalidades y comportamientos. Sin ese elemento humano, incluso los cambios mejor diseñados acabarán fracasando.
En conclusión, el modelo de cambio de Lewin proporciona un marco valioso para comprender y gestionar la mejora continua. Al reconocer las tres etapas del cambio y priorizar el factor humano, las organizaciones pueden construir una cultura de adaptación y crecimiento que impulse el éxito sostenido.
Referencia:
Lewin, Kurt (1951). Teoría de campo en ciencias sociales: artículos teóricos seleccionados. Publicación del Centro de Investigación en Dinámica de Grupos, Univ. de Míchigan. Harper, Nueva York
